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Según la necesidad de ayuda que tiene una persona para realizar las actividades básicas de la vida diaria, a partir del baremo de valoración de la dependencia (BVD) se establecen tres grados de dependencia: dependencia moderada (Grado I), dependencia severa ( Grado II), y gran dependencia (Grado III).
Grado I. Dependencia moderada
Se considerará que una persona tiene un grado de dependencia moderada cuando necesita ayuda para realizar diversas actividades básicas de la vida diaria, al menos una vez al día, o tiene necesidades de ayuda intermitente o limitada para su autonomía personal.
Grado II. Dependencia severa
Se considera que una persona tiene un grado de dependencia severa cuando necesita ayuda para diversas actividades básicas de la vida diaria dos o tres veces al día, pero no requiere la presencia permanente de una persona cuidadora o tiene necesidades de ayuda extensa para su autonomía personal.
Grado III. Gran dependencia
Se considera que una persona tiene una gran dependencia cuando necesita ayuda para realizar diversas actividades básicas de la vida diaria varias veces al día y, por su pérdida total de autonomía mental o física, necesita la presencia indispensable y continua de otra persona o tiene necesidad de ayuda generalizada para su autonomía personal.
Es una prestación personal y periódica, y está sujeta al grado y nivel de dependencia y capacidad económica de la persona beneficiaria. Está destinada a la cobertura de los gastos de los servicios previstos en el Programa individual de atención (PIA) cuando no es posible la atención por parte de un servicio público o concertado por falta de disponibilidad.